La historia comienza en las planicies esteparias del norte de México, desde donde irrumpen, a partir del s. VIII y durante cerca de 500 años, bandadas de invasores que, al igual que los germanos en Europa, van a sembrar la muerte y la destrucción en las apacibles ciudades mexicanas. Entre estos pueblos designados colectivamente con el nombre de chichimecas, se encuentra la rama tolteca, que nos es conocida por poemas y leyendas que se han venido transmitiendo de generación en generación. Dicha tradición, que representa la historia primigenia de México, nos informa de que Topilzin, el hijo del jefe de la tribu, fue educado en el culto de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de la antigua ciudad de Teotihuacán, el dios de la lluvia. Cuando accede al trono, el joven rey adopta el nombre de Topilzin-Quetzalcóatl. Hacia el año 950 traslada su capital a Tula, que se convierte en una ciudad próspera y civilizada. Pero el soberano entra en conflicto con su pueblo: los toltecas...